jueves, 17 de octubre de 2013

Consejos para la esposa del Pastor

La esposa del pastor tiene varias tareas que cumplir, pero nunca se imagina que antes de lo que espera se encuentra desempeñando tareas de animadora, consejera, organizadora, anfitriona, secretaria; además de ser mamá, esposa, cocinera en casa y enfermera.  Todo esto sin duda culmina en agotamiento físico e incluso en depresión.  A esto se le suma las expectativas que se tiene en las iglesias de la esposa del pastor,  algunos quieren que enseñe, otros quieren verla coordinando el ministerio de mujeres, otras esperan que visite, llame por teléfono, dirija eventos, que de clases de escuela dominical a los niños y todo sin tomar en cuenta sus talentos, habilidades, su tiempo, recursos, el hecho de que tiene una familia, quizás está con niños pequeños a los cuales necesita dedicarle tiempo.  El resultado una persona que pierde su identidad, que no sabe a quien agradar, que se olvida de sí misma y por lo tanto no logra encontrar satisfacción en lo que hace para acompañar el ministerio de su esposo.

En este sentido, como esposa de pastor que se ha visto envuelta en un torbellino de dudas y presiones, pero con el gozo y el anhelo de servir a la gente en la iglesia quiero compartir con ustedes que son esposas de pastor o esposas de líderes algunos consejos:
1. No se trata de agradar a la gente, se trata de agradar a Dios.  Tenga la seguridad de que si piensa que haciendo lo que las personas le piden les va a agradar se equivoca, siempre habrá gente a quien no agradamos y siempre habrán cosas que la gente quiere que haga que no agradan a Dios.  Usted debe procurar agradar antes que a la gente a Dios.  Su valor no está en lo que la gente piense de usted,
 su valor está en Cristo, procure entonces agradarle a El.  "Queridos hermanos en Cristo, nosotros les hemos enseñado a vivir como a Dios le agrada" I Tes. 4:1a
2. Busque servir en aquello que va de acuerdo a sus talentos y dones.  A veces nos toca llegar a realizar ministerio donde la esposa del pastor anterior era buena para algo que nosotras no somos buenas, y terminamos comprometiéndonos a hacer algo para lo cual Dios no nos diseñó.  Dios nos dio a todas talentos, pero no tenemos los mismos talentos.  El va a demandar a cada quien según los talentos que le dio, por lo tanto, debemos hacer aquello que nos gusta y en lo cual Dios nos ha dotado con habilidades naturales, hacerlo nos permitirá servir con gozo y con la facilidad que permite hacer aquello para lo cual Dios nos ha capacitado.A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad" Mt. 25:15a
3. Organice su tiempo:  Que las personas pretendan que se involucre en todo no significa que debe ser así, el servicio ministerial debe traer gozo a nuestras vidas, no tristeza, depresión y agotamiento.
  Debemos planificar las acciones en las que vamos a colaborar dentro del ministerio, recordando que tenemos tareas en casa que también son importantes.  Una buena mayordomía no se refiere exclusivamente a temas de dinero, también se refiere al buen uso que le damos al tiempo de modo que podemos terminar cada día con gozo y gratitud.  "Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mt. 6:34"
4.  No olvide las prioridades:  Es importante que aún cuando realizamos el ministerio, recordemos el orden de nuestras prioridades.  Priorizar por el ministerio en la iglesia no significa tener en primer lugar a Dios, muchas veces tanta actividad en la iglesia nos dificulta encontrar tiempo para tener nuestro devocional diario.  Dios debe ocupar el primer lugar en nuestra vida, no es negociable nuestro tiempo a solas diariamente con El.  Después viene mi relación con mi esposo, luego mis hijos, mi hogar y hasta después mi servicio en la iglesia.
5.  En todo lo que haga, no olvide amar a la gente: Es muy común que mientras hacemos, nos olvidemos porque lo hacemos y para quien lo hacemos.  La Biblia nos señala que el gran mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  Por lo tanto, no nos enfocamos en las cosas, nos enfocamos en la gente, a quien debemos amar a pesar de.  No importa si hacemos "poco", lo importante es que lo que hagamos lo hagamos con amor, nadie podrá resistirse al amor.

El servicio ministerial debemos desempeñarlo con gozo, no permitamos que críticas o demandas nos  quiten la satisfacción de acompañar a nuestro esposo en su llamado.  Debemos orar permanentemente, pidiéndole a Dios sabiduría y dirección para aprender a afrontar las diferentes situaciones que se presenten, ministrando a las mujeres y confortando a nuestro esposo para que el se sienta acompañado y apoyado en la labor que el Señor le ha llamado a hacer.

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