lunes, 15 de diciembre de 2014

Mi casa está en el cielo, yo simplemente estoy viajando a través de este mundo

No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a preparar un lugar para vosotros.  Jn. 14:1-2 
Siempre trato de tener algunas conversaciones profundas con mi hija Lissa y ayer fué uno de esos días en el que tuve la oportunidad  para hacerlo.  Estábamos viendo algunas fotos de cuartos porque le quiero arreglar el de ella y entonces me dijo ¿mamá porque hay gente tan mala que le va bien, y otra que es buena que le va mal?, yo le dije ¿porque me preguntas esto?, ella me dijo, porque por ejemplo, usted es una persona buena y mire no tiene una casa.  Entonces yo le explique, que Dios tenía su momento y que ese momento era perfecto, que no se preocupara por eso, pues era más importante un hogar que una casa, además le dije que por estar en el ministerio nos tocaba una vida diferente, pero que nunca nos faltaría nada, pues eramos hijos del gran rey.  Pero creo que esto no le convenció, me dijo, si fuéramos hijas de un rey viviríamos en un palacio y no en esta casa "fea", por lo que le dije que nuestra casa era un palacio en comparación al lugar donde muchos viven, que no viera a los que estaban arriba, tenía que ver a los que tenían menos, entonces se daría cuenta de que en realidad nuestra casa si era un palacio.  Luego le dije que nuestra casa, la  más hermosa, no estaba aquí, estaba en el cielo y seguramente iba a ser muy linda, había que procurar vivir en obediencia para que un día pudiéramos disfrutar de nuestro verdadero hogar.

Algunas reflexiones que saco de esta conversación:

1.  La necesidad que tenemos de exponer a nuestros hijos a la realidad dura de muchas familias. Nos sentimos pobres o insatisfechos cuando vemos a otros que tienen más, o cuando por causa de la publicidad se crean en nosotros necesidades -que no podemos tener- y que en realidad son más deseos que otra cosa.  En enero haré que mi hija pierda 3 días de su escuela y la voy a llevar a una comunidad de gente muy pobre, creo que ver que una familia entera vive en un cuarto, le ayudará a tener un corazón agradecido y a ver su casa como una mansión.

2.  Creo que hay que enseñar a nuestros hijos acerca de lo que es realmente importante, si bien es cierto yo deseo una casa propia, el saber que mi esposo entraría al ministerio  me hizo tener en mente la idea que ese deseo podía hacerse o no realidad.  Pero también he aprendido que eso no es lo más importante, es importante que tengamos un hogar donde nuestras hijas se sientan amadas, donde vean el mejor ejemplo en sus padres y donde como familia aprendamos a honrar a Dios con nuestra forma de vivir.

3. Tener la certeza que nuestro destino final no es en esta tierra, todo esto acabará y un día estaremos con nuestro amado Salvador y Señor.  Eso en verdad me da esperanza, me da fuerzas para seguir haciendo lo bueno, sin esperar reconocimientos de la gente, sin detenerme a escuchar murmuraciones o mentiras que siempre el enemigo pone para detenernos en nuestro deseo porque la obra camina, en este andar he aprendido a ser una mujer fuerte, saber lo que realmente deseo y lo mejor lo que Dios desea para nosotros, la certeza de que El Señor nos ha llamado a la mejor obra, El es nuestro jefe, no es la gente, es a El a quien servimos, es el quien mejor paga.

4. Aprender a vivir con gozo, con contamiento, y como bien lo decía Pablo, gozarnos en la abundancia y en la escasez.  En esta navidad yo deseo manifestar mi gratitud al Señor, tengo lo que necesito, he sido bendecida con una familia, tengo el gozo de la salvación, sentirme amada por el Señor, reconocer mi identidad en Cristo y mi valor en El.  Esto es más de lo que pedí.

En navidad celebremos con gozo la vida que nos ha tocado, con riquezas o limitaciones, con dificultades y alegrías, con aciertos y equivocaciones, pero con la mano de Dios llevándonos de su mano, seguros de que en el 2015 tendremos un año victorioso.

Dios les bendiga,

Karen Rosales


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Por Gracia Redimidas

Ah, la costumbre del ser humano, desechar a las personas, por su forma de hablar, por su forma de vestir, por su pasado, por su presente, por lo que ven; grave error.  Esta es la enseñanza del mundo, irnos por lo que vemos sin darnos la oportunidad de conocer a las personas, etiquetar a la gente, sin creer que Dios puede hacer algo nuevo, así como lo ha hecho con nosotros.

Me encanta la historia de Rahab, una mujer "pagana, prostituta y con un pasado", sin embargo escogida para ser parte del linaje de Jesús, desechada quizás por una mayoría, pero redimida y utilizada para la gloria de Dios; es bueno saber que nuestro pasado no determina nuestro futuro.  Mientras algunos señalan y apuntan lo malo que hacemos, hay alguien que nos ama y que nos quiere usar.

¿Quien no tiene un pasado?, un pasado de pecado, sentimientos incorrectos, pensamientos impuros, actuaciones malas, hablar de más, señalar a los otros.  Pero que bueno que a pesar de ese pasado Dios desea usarnos, si pudo hacerlo con Rahab, también puede hacerlo con nosotras.

Gracia, es la forma en que Dios nos muestra su amor, no por lo que hemos hecho, tampoco por lo que El sabe que haremos, no por lo bueno que somos ni por las obras, es porque decidió amarnos a pesar de.  La navidad debe recordarnos acerca de esta gracia, Dios mandó a su hijo Jesucristo a morir por nosotros, no lo merecíamos, pero aún sin merecerlo estuvo dispuesto.  ¡Gracias al Señor por su amor!

martes, 9 de diciembre de 2014

No Hay Razón Para Inquietarse

A los seres humanos nos gusta tener todo bajo control, y a las mujeres más, por naturaleza queremos tener todo planificado, bien calculado y estar seguras de que las cosas marchan como las planeamos. Cuando algo se sale de nuestro control, entonces nos inquietamos y "perdemos la fe".  

Tener fe es algo sumamente difícil, decimos que la tenemos pero cuando pasamos por dificultades en verdad confiamos más en un extraño que en Dios.  Es tan fácil tener fe cuando sentimos el control, eso sucede cuando tenemos un empleo, hablamos de que Dios es fiel y que provee a nuestras necesidades, pero en realidad lo que sucede es que estamos seguros de que cada mes o cada quincena habrá un depósito en nuestra cuenta y eso ayudará a cubrir los gastos familiares. ¿Pero que sucede cuando no hay un trabajo?, será que todavía podemos confiar en que el mismo Dios que provee a través de un empleo, puede proveernos cuando no hay un empleo.

Es así como viene la inquietud a nuestro corazón, no tener todo bajo el control, no estar seguros de las cosas nos aturde e incluso nos quita el sueño. No hablo de ser improvisado, tampoco de ser irresponsable, si no que de que aún cuando nosotros hacemos nuestra parte, hay una gran mayoría de cosas que salen de nuestro control, ¿porque entonces inquietarnos?, el único que tiene el control de todo es Dios, y el ha prometido darnos paz en medio de la incertidumbre, también nos ha dicho que a sus hijos todo les ayuda a bien.

¿Como evitar inquietarnos?, Primero poner nuestras decisiones delante del Señor, así lo que suceda después que oramos, sencillamente es la voluntad del Señor.  Segundo, no dejar de orar, en la presencia del Señor encontramos paz para el corazón. Tercero, compartir con alguien nuestra lucha o nuestra dificultad, pues mejor son dos que uno, más cuando la persona es creyente.

Amadas hermanas, cualquiera que fuere su situación le recuerdo que Dios está al control de todo, deposite en el su carga, y El traerá paz a su corazón, recuerde "El guardará en completa paz a aquel cuyo pensamiento en El persevera, pues en El ha confiado". Crea a su Palabra.