miércoles, 25 de febrero de 2015

Desilusionadas pero no Derrotadas

La desilusión es algo que la mayoría de las personas experimentamos, sufrimos desde muy temprana edad al sentir que otros nos fallaron, que no responden como creemos que deben responder o sencillamente que nos dañan.  Estas desilusiones pueden ser desde cosas sencillas, que suceden en la adolescencia o cosas de mayor peso como la infidelidad u otras acciones que afectan las relaciones entre las personas.

Recuerdo un momento en particular en el que me sentí desilusionada, precisamente por esperar respuestas de las personas, que quizás nunca llegarían, me senté y lloré un rato delante del Señor en esa ocasión.  

En la Biblia el tema de la desilusión es un tema que se plasma en la vida de muchos siervos del Señor, tal es el caso de el Profeta Elías, Jonás quien aún deseó morirse y también Ana cuando no podía dar a luz; todos estos hombres y mujeres que amaban al Señor, sintieron la desilusión al ver que las cosas no sucedían como esperaban o pensar que estaban solos en su lucha.

¿Porque nos desilusionamos?

  • En principio porque tenemos expectativas demasiado elevadas de los demás, pretendemos que respondan a nuestras exigencias con altos estándares, que no fallen, que no se equivoquen.  Pero la realidad es que todos nos equivocamos, todos fallamos y aún sin quererlo quizás hemos sido los actores principales en la desilusión de otros.
  • También sufrimos desilusión al poner nuestra esperanza en la persona equivocada, con solo el hecho de ser humanos, debemos entender que fallaremos y nos fallarán, poner por tanto nuestros ojos y nuestra esperanza en la gente es un error, es que ni siquiera nuestra familia puede garantizarnos todo.  Nuestra confianza debe estar únicamente en El Señor, el no fallará, el responderá, el nos cuidará. Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Hb. 12:2a.
Como vemos la desilusión es normal en la vida, nos cuesta entender que todos fallaremos a alguien y que el único que no falla es Dios, y aún así a veces podemos desilusionarnos del Señor porque queremos que responda en nuestro tiempo y en nuestra forma, si no lo hace es que nos falló. Pero vivir estas situaciones nos permite crecer y que nuestro carácter sea formado para perdonar, olvidar, tener buenas relaciones y sobre todo para depositar nuestra confianza en Dios.  Esto significa dejar que el Espíritu Santo obre un cambio en nosotros, no se trata de cambiar a los demás o cambiar las situaciones dolorosas que nos tocará vivir, se trata de que cambie mi actitud frente al dolor y desilusión que experimentemos.

Se puede lograr enfrentar las desilusiones, claro que sí, la Biblia nos enseña que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía para huir de las dificultades, más bien tener la certeza que Dios nos dió poder para luchar frente al que está interesado en que tengamos un corazón adolorido.

Amigas, frente a la desilusión ponga su confianza en El Señor, es el único que no va a fallarle y si una puerta se cierra, recuerde que a las hijas de Dios todo les ayuda a bien, una puerta que se cierra es sinónimo de otra que se abrirá en el tiempo y en la forma de nuestro Salvador, si lo hace habrá estado desilusionada  pero nunca derrotada.

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jueves, 19 de febrero de 2015

Podemos Cambiar el Mundo

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mt. 6:33
Estos días he estado meditando mucho sobre el versículo del encabezado "buscad primeramente el reino de Dios y su Justicia", pensando a que se refiere esto y como lo puedo aplicar a mi vida, a veces creemos que buscar el reino de Dios es involucrarse en muchas cosas en la iglesia, y hacemos tanto, decimos si a todo y terminamos cansadas, como alguien lo dijo bien: "pasamos ocupados en la obra de Dios, que nos olvidamos del Dios de la obra. 

En mi reflexión esa búsqueda se refiere específicamente al tiempo con Dios, ese tiempo en el que Dios orienta y equilibra nuestra vida, el tiempo en el que se ordenan nuestras prioridades, nuestras emociones y nuestro interior.  Es en este tiempo a solas con Dios que entendemos el propósito de nuestra vida, que escuchamos su orientación respecto a lo que hacemos y que logramos ver como cada cosa que sucede en nuestra vida es una pieza perfecta en el rompecabezas de Dios.

Generalmente hay una edad en la que nos sentimos con el ideal de cambiar el mundo, y nos lanzamos en esa aventura, pero pronto nos damos cuenta de que esta tarea no es nada fácil. ¿Será que se puede cambiar el mundo?, en particular creo que sí, pero el punto de partida para esta tarea comienza con nosotros mismas, no con los demás.En cierta ocasión alguien que tenía 16 años dijo "voy a cambiar el mundo", pero llegó a los 26 y se dió cuenta que no podía, entonces dijo "voy a cambiar mi nación" y llegó a los 36 y vió que no podía, entonces dijo "voy a cambiar mi ciudad" y llegó a los 46 y no lo había logrado, entonces dijo "voy a cambiar mi familia" y llegó a los 56 y vió que no podía, entonces dijo "voy a cambiar yo, pues si lo hago cambiará mi familia, y si cambia mi familia, puede cambiar la ciudad, y con ello puede cambiar el país y con una mejor nación se puede cambiar el mundo".  

Exactamente como le pasó a esta persona nos pasa a la mayoría, pretendemos cambiar el mundo queriendo cambiar a los demás, pero deberíamos empezar por cambiar nosotros para así impactar el mundo.  Pero es imposible un cambio en nosotros sin 1) El poder del Espíritu Santo, nadie cambia solo con la voluntad de hacerlo, es necesario que Dios intervenga a través de su espíritu y nos ayude en moldear nuestro carácter conforme a la imagen de Dios. 2) Tiempo para estar a solas con Dios, estando cerca de El, podemos llegar a ser como El y esto a veces se hace dificil porque hemos confundido a Dios con el servicio a Dios.

Buscad primero su reino, es buscar a Dios, es estar a solas con el y entonces todo se alinea conforme a su propósito y podemos entonces influir a otros con nuestro actuar, comenzando con nuestra familia, pero resulta que a veces ni pasamos con la familia, hemos llenado la agenda con trabajo, iglesia y muchas cosas más.  Cuando veo que alguien está en miles de cosas, no puedo pensar en más que hay un desequilibrio en los tiempos y eso amadas hermanas es porque Dios no está ocupando el primer lugar.  ¿Cual es el orden de las prioridades?, podría variar para algunos pero de acuerdo a lo que he leído va así:
Dios
Esposo
Hijos
y luego otras que se ordenan según si la persona trabaja o no.

Dios está primero si y solo si tenemos el tiempo a solas con El a diario, si no ocurre esto entonces significa que nos estamos engañando.

Amadas, ¿quiere cambiar el mundo igual que yo?, entonces es tiempo de pasar más con Dios, si cambiamos nosotros, impactaremos nuestra familia y con ello habremos hecho una gran contribución para tener un mundo mejor.


jueves, 12 de febrero de 2015

¿Quien es su enemigo?

Usualmente los jueves salgo temprano para acompañar a mi esposo a una reunión, rara vez dejo de asistir, lo hago únicamente cuando estoy fuera de la ciudad.  Sin embargo, hoy sentí la necesidad de quedarme en casa y disfrutar de un tiempo de adoración al Señor y de lectura de su Palabra, y en verdad estoy agradecida con Dios por haberme hecho decidir entre lo bueno, lo mejor.

Un versículo muy conocido fue mi lectura, de hecho creo que todo el mundo sabe este versículo, "amad a vuestros enemigos, orad por los que os persiguen", pero aunque lo sabemos la verdad es que Dios puso en mi reflexión,  como los que deberíamos tener este estilo de vida, es decir, su iglesia, en realidad hemos perdido el camino. Si, hemos perdido el camino, vemos al enemigo incorrecto, ¿porque?, porque andamos en la carne y quien anda en la carne ve las situaciones de la misma forma.  No hemos entendido que vivimos en un mundo espiritual, que hay un enemigo real que busca destruir, robar y hurtar.  Es ese que no desea que la obra del Señor avance, el que nos hace perder el tiempo en tonterías, peleando por pequeñeces, por un logo, por un libro, por el color de pintura, por un cargo, discutiendo entre los que nos llamamos la gran Familia de Dios, los santos.

Nehemías entendía esto muy bien,  cuando llegaron Sambalat y Tobías a decirle que habían unos que andaban hablando de el,  no se detuvo a escuchar comentarios y mentiras, entendía que había sido llamado a levantar el muro, sabía que la tarea que tenía era más apremiante que habladurías, así que sencillamente ignoró los comentarios y continuó con la tarea.

"Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía", un gran desafío, en medio de gobiernos que viven en conflicto mundial, familias que se destruyen porque no pueden dialogar, vecinos que no pueden vivir el uno al lado del otro, y la iglesia la cual es conocedora del estilo de vida que debe vivir un ciudadano del reino de Dios, entre pleitos equivocando el camino y equivocando al enemigo.

Amar al que no nos ama, tarea difícil, pero Dios honra al que le obedece;  y recordar que el verdadero enemigo no es la hermana de la iglesia, su nombre es Satanás y tiene un ejercito que trabaja día y noche para ponernos unos contra otros, nos tiene perdiendo el tiempo de modo que la tarea de presentar el evangelio a los perdidos no se realiza porque los llamados a hacerlo estamos en conflicto entre nosotros.

El que desea seguir a Cristo debe tomar su cruz, la cruz significa soportar mentiras, amar al que le hace mal, responderle con bien, y procurar la paz.  Dios honra la obediencia, y quienes decidamos por la paz para construir los muros de una obra en ruinas seguramente tendremos una recompensa.

¿Quien es su enemigo?, no es su familia, no es su vecino, no es el hermano de la iglesia.  Estamos en una guerra contra Satanás, pero debe saber que Cristo nos dió la victoria en la cruz, por lo tanto no habremos de atemorizarnos, mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.  No pierda el rumbo, estamos en esta vida para agradar y obedecer a Dios, hacer esto nos costará pero el Señor dará un día a cada quien su galardón.